jueves, 26 de mayo de 2016

Pájaros en el Cielo

Dime, porfavor, que tú también te das cuenta que somos como el río que se bifurca tres veces y se reencuentra otras tres, que somos esa catástrofe natural que siempre se cierne sobre el mismo lugar, ese pasillo del laberinto que cruzas mil veces y aceptas que estás perdido.

Reapareces: Como las malas hierbas.

Somos como una plaga el uno para el otro: a veces yo te conquisto, y otras eres el cazador. Pero siempre acabamos el uno repleto del otro, y siempre nos acabamos alejando al mismo compás intercalado: tú das un pasito, yo doy la zancada. Hasta que el estribillo vuelve y retrocedemos de forma desenfrenada.

¿Por qué nunca detengo el compás que dicta nuestros pasos?
"No lo sé" es la respuesta que nace de la complicada mezcla entre el querer y el no querer. La delicada línea que separa huir de correr. Pero ahora que te tengo cerca, ahora que nuestras ataduras se han evaporado dejando una marca cruel, ahora que no veo luz alguna... Ahora te necesito: Tu siempre me has empujado hacia delante las mil veces que te he abandonado, me has lanzado hacia lo más alto cada vez que te has alejado: Juntos generamos el impulso. Tu eres el motor, y yo el combustible, o al revés. Y juntos cogemos carrerilla: Pasamos de 0 a 100 y nos separamos, y cuando nos quedamos sin movimiento, vuelve a empezar el ciclo. Una y otra vez...

Y me encanta, porque te quiero y te olvido con tanta facilidad que es lo más agradable y llevadero que conozco. Porque ni nunca te quiero ni nunca te olvido. Porque por tí jamás he llorado. Porque cuando vuelves y me voy, cuando vuelvo y te vas, nuestra sonrisa nunca se emborrona.

Nuestro amor es demasiado libre, demasiado ligero. Difícil de comprender si uno mismo no lo vive. Porque nuestra aventura tiene de todo, menos ataduras y normas. Porque nunca nos hemos dejado llevar por los sentimientos de posesión...

Que libres somos.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Colisión de primera hora.

Que voy de aquí para allá. Y en las sombras... En las sombras quizás me veas. Y no me preguntes el por qué de este bucle inconexo a la cordura, ya que para cuando sea capaz de responder, el sol ya estará en lo más alto y todo habrá salido de contexto. Así que ya está: retírate de esta lucha perdida, que el tiempo es oro y no debes desgastarlo.

Ya sé que puede resultar contradictorio, y en su día yo también traté de entender. Pero hay objetivos que no se pueden descifrar: cosas que no se pueden explicar. Así que déjame, sólo por una noche, sumergirme en la nada de mis adentros. Sentir la furia de la desolación. Enfrentarme una vez más a la ausencia. Que cada vez cuesta menos, y cada vez cuesta más: 

Cada vez cuesta menos caer y levantarse, y cada vez cuesta más tropezar con un recoveco libre de caótica insensatez en mi mente. Pero esto sólo quiere decir una cosa: muy pronto seré libre o muy pronto estaré desecha. Aunque sé por experiencia que soy capaz de mezclar ambos estados en mi persona. Enredarme un poco más. Deshacerme un poco menos.

Y luego, luego siempre sale el sol.

martes, 24 de mayo de 2016

Está en tus manos.

Sí, es cierto: tengo una sonrisa grabada a fuego. Y los años pesan en su contra.
''Hablo como una vieja'' Declaré.  ''...Si cuento el tiempo en experiencias, tengo las suficientes como para ser una.''
Y me acobarda la dualidad que adopto cuando las sombras de la noche mecen mi persona, recorriendo todo mi ser. Pero yo sigo con la sonrisa grabada a fuego. Resiste. Llevo el sol por fuera y la tormenta por dentro: Estoy a punto de crujir y partirme. Pero nunca lo hago. O nunca lo consigo. O jamás lo quise. O todo eso a la vez:

Si llevo el sol pintado en la cara y la tormenta inundando mis adentros, entonces debe ser la furia del mar quien desordena todos mis pensamientos. Y aún así: tengo una sonrisa grabada a fuego.

Es una verdadera locura este contraste. De entre todas las cosas que no entiendo esta es la única que representa la luz en el caos: la felicidad es una mala hierba y siempre, siempre podrá crecer en todos  lados, en cualquier momento. La felicidad es algo real.

Este es el secreto que se oculta tras las sonrisas grabadas a fuego. Acéptalo, aún así, todos podemos ser felices. Sólo hay que querer serlo: Sé feliz.

lunes, 23 de mayo de 2016

Sound of Silence

No me hables de sentencias cuando tengo bien claro de que se trata. Cuando mi cordura es quien se angustia ante el abrumante equipaje que llevo a todas partes: a rastras. Por las noches todo es peor: un cúmulo de imágenes atraviesan el alma y ya no llevo la coraza, justo atacan cuando desarmo la muralla. Y vuelvo a tener ese endeble augurio de que ni en tus brazos hallaré consuelo: porque soy yo la única quien arremete en la batalla contra unos fantasmas que dicen ser los míos, y tengo las de perder. 

Pero aún llevo la máscara, ¿sabes? Tengo una oportunidad entre un millón. Y todo es justo como aquella vez que sentí la brisa desde el borde de un acantilado. Recuerdo perfectamente aquel día, la sensación de encontrarse a un escaso centímetro de un abismo real: dejas caer la vista y observas hasta que punto el mar puede presentarse como algo feroz y aterrador. Resulta inconcebible el contraste de este estado con el cielo tan pacífico de aquel día. Hallé en ello un matiz sobrecogedor y agradable. 

Ese día simplemente le di la espalda al océano y regresé a casa. Pero hoy no puedo volver a mi hogar..  Y sólo quiero que el viento me lleve muy lejos: puedo dejarme perfectamente llevar por eso. Y no me costaría esfuerzo alguno. Deleitarse con el sentimiento de liberación, derretirse en él. Ser ceniza de ave fénix.

Aún llevo la máscara, y tengo una oportunidad entre un millón. Dispuestos a apostar, que cada uno apueste por uno mismo: es la única forma en la que concibo la manera de permanecer viva, por dentro y por fuera. 

Como nueva.

Quiero que al bajar la mirada comprendas, y sientas el dolor: ese mismo dolor que provocaste en mi mirada rota aquella tarde. Quiero que llegues a sentir como se rompe el alma de cero a cien en lo que duran unas cuantas palabras. En un maldito instante que va certero a las grietas del corazón, que saben bien donde dar para destruir.  

Ese instante se asemeja a una gota salada que sale disparada al romper la ola contra la roca: lo último que se aprecia de esa trasparente esfera es un rayo de sol atravesándola en su totalidad, convirtiendo un último suspiro en un momento lleno de matices dorados y deslumbrantes. Es casi como un acto de liberación: la paz que arremete contra su propio cuerpo seguido de un final desconocido que la hace desaparecer. En mi caso fue un poco de todo: una parte de mi se liberó y se fue lejos. Y yo la perdí, volviendo al caótico mar sola y perdida.

Te perdí a ti, y también me perdí a mí: tras la colisión los restos que quedaron regresaron al océano, perdiéndose en una espiral de corrientes furiosas y carentes de piedad, como caer de bruces contra el asfalto en una tarde cálida de otoño. Lo único que hice es recoger los pedacitos de corazón y alma mía que hallé por error de camino a casa para depositarlos cuidadosamente en una botella de cristal. Dentro dejé una nota: ‘'Quien sepa arreglar este desastre, se merece el cielo’’. Me pregunto quién se encontraría ese mensaje tan desolador.

Prefiero mil veces renacer a tener que arreglar el estropicio que tú hiciste conmigo.

Prefiero olvidar mis manos sujetando con desesperación unas piernas dobladas en un inútil intento de no descomponerme. Prefiero que mis ojos olviden todo lo que tuvieron que sangrar. Prefiero que mis pulmones no recuerden esa lucha por respirar.


Prefiero morir por esto a vivir con ello. Renacer es mi elección.

domingo, 22 de mayo de 2016

START

Esta noche tuve un sueño que invadió mi cuerpo al despertar: era una sensación de cualidades deliciosamente agradables. Rozaba la paz interior reflejada en el mundo:

Qué bonito fue encontrarte ese día: tu media sonrisa iluminó aquella tarde. Era increíble que ese momento no tuviera nada que envidiarle a la belleza que desprenden las estrellas cuando hay luna nueva. No tenía nada que envidiarle a un exótico amanecer de particularidades rojizas y hermosas.
En el fondo no soy tan pastelosa, lo juro, pero reconozco que tu sonrisa de aquel día podría haber sido la inspiración de cualquier pitonisa, de cualquier pintor, de cualquier artista. Eras la melodía de una guitarra clásica, el sabor de una cerveza en una tarde de verano, el olor a mar, belleza para la mirada. Y labios suaves...

Hace un tiempo me dijeron que nunca soñamos con alguien que no hayamos visto jamás. Incluso de forma inconscinte: alguien que te cruzas en el metro, o se sienta detrás de ti en la cafetería. Por eso tanto ímpetu en volver a ver esa sonrisa, y quién está detrás de ella. Creo que esto se trata de un enigma más de la vida. Aunque parezca una locura, resultaría realmente increíble soñar con una persona antes de conocerla realmente. Mi curiosidad nace ante lo que nunca he vivido, ¿Cómo te haría sentir una cosa de tal calibre?
Puede ser magnífico, ¿verdad?

No estaría mal recordar donde vi aquella sonrisa. De verdad que no.




sábado, 21 de mayo de 2016

El Orden en el Caos, el Caos en el Orden.

¿Te imaginas..? Sí, me refiero exactamente eso. Esa pregunta que surge previamente a... ¿Te imaginas si...? 

En cada una de nuestras mentes estas palabras han quedado grabadas a raíz. Y lo más misterioso de esta situación es la variedad de preguntas únicas que existen en el mundo. Todas y cada una de ellas son intensamente privadas y distintas.
Qué matices más opuestos, ¿Verdad?

Por eso es tan interesante.

Mi pregunta básicamente tiende a algo de naturaleza inalcanzable. Quizás de otro mundo, quizás una incógnita de en qué tiempo. Puede que todo este acertijo tenga algo que ver con nuestra idea preconcebida del concepto de infinito. ¿Realmente crees que el universo és infinito? Quizás podría parecerlo, no se si me llegas a entender. Pero seriamente podría ser finito. .... puede que todo lo planteado sea un explosivo error hacia la ciencia. 
Quizás estemos en un universo finito, pero no somos capaces de verlo, porque a efectos prácticos es de propiedades infinitas, pero solo sómos la millonesima parte de un grano de arroz de un plato de comida. ¿Cómo crees que podemos saberlo todo si pocos quedan con pasión por el saber. Ya no, ya no en esta era de Misa y Apple.

Joder, que bloqueada estoy esta noche. Pero lo que siento hoy es una mezcla de todo. Que inestable. Desagradable.

Ruidos secundarios.


Me hago el honor de resignarme
sólo esta noche
como descanso
mañana temprano abriré los ojos
seré otra vez valiente y ordinario
rebelde con las manos en los bolsillos
eterno con la muerte en el ojal
sólo esta noche en que no hay luna
creerme que voy
creerme que vengo
creer que mi corazón ya no podrá jamás
aumentar de tamaño y de nostalgias
sólo esta noche
por favor
por piedad
sentirme vencido
humilde
devastado
hecho y deshecho con desechos de Dios
puesto a soñar sin vistobueno
dado a mentir sin esperanza
pero sabiendo que se trata
sólo de esta noche estéril y única
mañana a las siete abriré los ojos
y otra vez pondré el hombro sin quejarme
y escucharé el estruendo universal
sin que me engañen ruidos secundarios.

Mario Benedetti

viernes, 20 de mayo de 2016

Todo Apariencias

Te lo juro, es algo que me puede. Es ver esa sonrisa y yo me evaporo. Siento que desaparezco sin hacer ruido, sin explotar de emoción ni aterrorizarme por completo.
''No se por qué'' me mentí descaradamente.
Simplemente tus labios curvados felizmente son profundamente extasiantes.

Pero ya está. La cosa se para en seco justo en ese instante. Y no puedo dar rienda suelta a ese frenesí. Siempre he sido una persona cuyo rasgo destacable era tan simple como 'enamoradiza'. Gracias a eso me llevé bastantes chascos que me hicieron más mal que bien, en palabras tajantes y simples. Y si hoy me haces elegir entre yo o el mundo, me elijo sin dedicar un escaso segundo a pensarlo.
''Necesito unas vacaciones'' Concluí hacia mis adentros.
Es cierto, necesito vivir paralelamente hasta que me encuentre en tierra firme. Necesito aprender a vivir más despacio. Más despacio para saborear la vida en su totalidad. Sin prisas de más. Sin prisas de menos.

Perderse es la única forma de encontrarse; y para perderme debo estar sola. Se que puede ser un camino largo y has perdido el mapa, pero esta es la única forma.¿Cómo voy a encontrarte si no soy capaz de hallarme? O mejor dicho... ¿Qué necesidad tengo de encontrarte si aún no lo he hecho yo?

Si lo piensas friamente, vivimos en una sociedad donde uno de sus pilares fundamentales es la idea del amor. Del amor romántico y casarse antes de los 35.

No es extraño que yo quiera estar sola, lo extraño es que vosotros tenéis pánico a estarlo.

Piar a media tarde.

Los rayos de sol iluminaban mis párpados, cerrados, mientras daba vueltas y más vueltas al compás de una canción que yo misma cantaba. Qué rojizo se siente el sol.

Abrazada como estaba a mi acompañante, parecíamos dos seres en otra dimensión que sólo conocen los pájaros cuando vuelan hacia lo más alto. Si la libertad se pudiera atesorar en un frasco, ese instante estaría en uno de cristal, trasparente y lleno de brillos. Como mil diamantes líquidos y suaves. Sería un envase pequeño y precioso.

Ese frasco sería el anhelo de un aventurero en busca de la esencia de la vida, y que cuando lo encuentra, postrado en lo más alto de un altar improvisado y de madera de sándalo, se quita el sombrero y se queda asombrado ante la grandeza de algo tan puro. Y luminoso. Bonito, precioso, elegante. Humilde. Y se pregunta si él mismo es merecedor de algo tan interdimensional.

Estos momentos llenos de despreocupación son los que alimentan el alma, son los que lavan nuestra conciencia. Los que restablecen la fe en el mundo.





jueves, 19 de mayo de 2016

Promesa.

Me encontraba absorta, mirando esa espiral grisácea de curvas tan imposibles. Curvas imposibles y fluidas, repletas de matices suaves. Había dejado el cigarrillo en el cenicero, y este sólo se dedicaba a consumirse sólo. Era como un presagio. ''¿El reflejo de la vida?'' Me pregunté hacia mis adentros.

Puedes luchar contra la vida: agarrarte a un clavo ardiente en un acto desesperado del último segundo, cortándote la respiración. Desgarrarte. Quemarte por dentro.
Y puedes arrinconarte en una esquina y llorar. Dejando que la situación te sobrepase e inunde. Ahogarte. Congelarte por dentro.

Te pase lo que te pase. Hagas lo que hagas. Luches o Fracases. Explotes o Congeles. 
Lloros de Alegría o Dolor. No puedes detener el tiempo. No se si llegas a entender hasta que punto la vida es completamente caótica hasta que entiendes esto. La vida personal se encuentra inconexa del paso del tiempo, de la vida en sí. Por esto, a veces tomarse una pausa es peligroso. Tú no sentirás que pasa el tiempo, pero el tiempo pasa. Para todos. Incluso para mí y mi paréntesis eterno.

Me quedo quieta pero el caos no se detiene, y no puedo hacer nada contra él. La vida es puro caos. La vida tiende al caos. Y todo se resume en el caos. Independientemente de lo que hagas. Por eso creo que la vida es como un videojuego muy macabro sin botón de pausa, y todos tenemos un reloj de arena sobre nuestras cabezas que no podemos manipular.

Puestos a nuestra situación, deberíamos escarmentar de nuestros errores y coger ese clavo ardiente. Cualquier cosa es mejor que desaprovechar lo que no tenemos en nuestras manos y nos ha tocado: el tiempo. Agarrar ese maldito reloj y luchar por vivir. En vez de llorar. En vez de la nada,
Cualquier cosa es mejor que la nada, ¿no? Prefiero creer que si que puedo coger ese reloj y poder descansar. Poder soltar un profundo suspiro, de esos que curan el alma, Esto será lo único que me mantenga alejada de esta dejadez constante. Ya basta de tanto vacío.

''Voy a cambiar'' Pensé mientras cogía otra vez ese último y maldito cigarro.

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miércoles, 18 de mayo de 2016

Las caras del amor

Te he visto enamorarte más de una vez, lo he visto en tu mirada.
Lo se desde el momento en que me miraste de esa forma: ahí me contaste el secreto de tus ojos, que hablan más que observan.
He visto tu alma romperse en mil pedazos, y también la he visto llena de luz.
Así es como me hiciste cuestionarme la idea del amor: el sentido de su enrevesada existencia.
Todo eso concentrado en tu iris. En tu pupila. En tu ser.
Vi nacer la chispa, y también vi apagarse el fuego posteriormente.
Que efímero fue y cuanto aprendí, de forma intermitente.
También te mire con ojos de enamorada, devolviéndole la complicidad con una sonrisa descarada. Sin embargo, hoy te sigo mirando con amor, pero ya no es el mismo tipo, o la misma clase, o del mismo modo. Algo cambió. Tu cambiaste. Y yo, igual.
Es otro tipo de amor, tal vez los restos, o quizá sea el punto culminante: que me caiga un rayo si un te quiero mío hacia ti es mentira.
Te quiero en mi día a día, dedeo ayudarte y poder buscar en ti el consuelo cuando el día se ponga lluvioso. Te quiero para compartir una cerveza y que me cuentes que tal te va todo. Te quiero en mi vida, al igual que yo en la tuya, pero sin lazos románticos ni rosas al despertar.
Te quiero, porque fundirme en tus brazos es refugio cálido.
Te quiero, amigo.
Se que esto se sale de lo normal, que de un romance nazca la amistad, pero tu ya sabías que yo no entraba en la definición de lo común.
Y, otra vez, que me caiga un rayo si miento.

Lo intentamos, cariño, solo el cielo conoce la veracidad de estas palabras... Pero creo que el destino tenía otro plan en mente.

La amistad es como una mala hierba, puede crecer por todos lados, y sobre cualquier cosa.

domingo, 15 de mayo de 2016

La leña del fuego.

Y de repente la habitación se quedó en silencio, sin contar con los mediocres diálogos de la TV. Pasados unos instantes la luz del televisor iluminó sus labios, que estaban entreabiertos, y su mirada, que estaba fija en mí: cual depredador acechando a su presa.

Mis labios se curvaron en una media sonrisa, que 'pena' que él no supiera que yo era el cazador esta noche.

Que 'pena' que en un movimiento ágil y rápido ya estuviera prisionero de mis piernas. Mis dedos desataban poco a poco los botones de su camisa, mientras en su mirada se observada una febril desesperación.

Reconozco que siempre he encontrado un punto excitante en esas miradas tan impacientes a la par de fogosas.

Él ahí tan sentado y acorralado, cuando se le notaba tan energético. Y yo anudando su cintura en el abrazo de mis piernas, cuando parecía más vulnerable.

Qué fácil resultó dejarle que me desnudara a cambio de sus prendas de ropa, qué fácil resulta disfrutar de algo tan carnal a pesar de no haber sentimientos de por medio.

Era tan mío, y yo era tan poco suya,... Por eso resultaba fácil, dominarle en ese sentido.

El Rayo Que No Cesa


Tengo estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes:
pena que vas, cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.

Como el mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivenes,
por una noche oscura de sartenes
redondas, pobres, tristes y morenas.

Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo.

Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,
voy entre pena y pena sonriendo.

Miguel Hernández.

sábado, 14 de mayo de 2016

Pedacitos de alma mía.


... Y quiero ser sin llegar a serlo, y pensar sin reconocer creer en ello.

Y estar en tus brazos una y otra vez. Y morir para que al día siguiente no vuelvas a estar junto a mí. Y mentirme diciéndote que es lo que quiero.

Pero no. No más. Nunca más.

Bueno,… solamente unas tres millones de veces más. Así algún día tal vez no me duela decirte que te quedes, que me siento rota y encender la ilusión de la plenitud en la fortaleza de tus brazos y creer que todo va a salir bien por un instante, aunque al despertar y fundirme en la rutina vuelva a ser todo como antes: la realidad de una alma partida en pedazos.

Y no me queda otra cosa que seguir aumentando la montaña de mentiras mientras me digo a mi misma que esto es normal, que estar rota es la manera de estar completa (que estar rota es la nueva forma de sentirse llena) , o que se puede (es posible) estar completa sólo con un pedacito de alma.


Y mis ojos brillan al mirar la luna. Y ella  me devuelve la mirada. Una mirada intensa y llena de carga, como si susurrara: ‘’soy testigo helado de todo lo que sucede, y juez de todos tus malos actos’’. Como una mirada paternal que lo recrimina todo sin saber el motivo verdadero.

Ojalá todo fuera tan fácil como respirar.

Deambular

Típico que estas imaginándote deambulando en una calle cualquiera, a media tarde. Los rayos del sol acarician tus mejillas pero el verano queda aún muy lejos. Miras el camino: su cemento es de un gris muy tenue, desgastado. Y lo miras, y sientes la presencia de ese millar de gente que ya ha deambulado, tiempo atrás, por el sitio donde hoy, en este mismo instante, posas tus pies. Gente con cientos de historias diferentes, con motivos diversos y opuestos.

Sin embargo, el camino se queda hoy vacío, sólo y desgastado. Y te pones de cuclillas, solo por verlo más de cerca. Tocas el cemento con un dedo, sus grietas,… como si eso tuviera la extraña habilidad de hacerte sentir más cerca del sentimiento desolado, como si ese gesto pudiera curar el paso del tiempo.. Y querrías bañarlo con una lagrima y hacer que su silencio fuera más llevadero. Pero simplemente te quedas mirándolo, sumiso en tus pensamientos, como si en ese momento fueras la persona más apática del mundo si juzgaran tu expresión.

Y miras el suelo otra vez, que blanquecino está ya. ¿Estará mi alma de igual manera que esta carretera?

Me levanto, ¿Cómo un suelo me puede hacer pensar tanto? La respuesta es difusa e incompleta. Me siento como algo viejo, desgastado. Y no puedo evitar ver mi reflejo en aquello donde, a pesar de ser inanimado, el paso del tiempo se convierte en algo tangible.

Hoy me siento como un viejo que se aleja del mundo para dar su último suspiro en silencio, con esa capacidad de rememorar toda una vida en lo que dura un cigarrillo. Lo recuerda todo sin pensar, tal vez solo ‘siente’ lo que fue su vida, y se permite dejar la mente en blanco.

Una calada más.

Una calada menos.

Y llega su fin.

Abro los ojos en el ‘mundo real’. Miro mis manos,… mi habitación. Ya no recorro la metáfora del camino, ahora lo construyo. Se quiebra el primer suspiro… ¿a dónde voy?

La verdad es que pienso demasiado, es a la ultima conclusión a la que llego, y me quedo esos instantes que determinan el llegar tarde o llegar a tiempo mirando el techo, como si quisiera pensar, pero en realidad tengo la mente en blanco: pasan tantas cosas por mi cabeza que todo se convierte en un borrón y luego, luego llega la nada.


El principio que pone punto y final a quedarse inmóvil, y te levantas, y comienzas un nuevo día, y,… y sigues cavilando.

viernes, 13 de mayo de 2016

Nos encontraremos,.. ¿Verdad?

Y de pronto me encontré extrañándote, añorándote en silencio como si de una condena se tratara.

Y de hecho, lo es. Esto si que es una condena.

El silencio de tus labios, la ausencia de tu mirada... Y por encima de todos tus detalles físicos, que pueden ser cambiantes y perecer, el sentido especial que cobraba el "nosotros". Contigo ya no estaba -o me sentía- tan sola en el mundo.

Nunca he sido una persona muy independiente, pero aprendí a serlo y lo más importante, a ser feliz con ello. De hecho no me desagrada... La mayor parte del tiempo.

Pero llega la noche y cae la muralla, y los sentimientos de soledad se apoderan de todo lo que encuentran y lo envuelven en una fina capa de humo denso, trasparente y viscoso. Y negro.

Y así es como quedo apartada del universo. Es demasiada soledad para una sola persona, y añoro la esperanza de tu abrazo.

Me pregunto cuando me llegará la hora, de morir o de enamorarme -otra vez, pero de forma certera-, o de ambas a la vez.

Porque en cierta manera enamorarse es morir. O mejor dicho: renacer.

"Yo no se vivir sin amor, yo vivo amando, algo incierto y desesperado"

Ya no quiero seguir sacando fuerzas, solo quiero fundirme en un abrazo. Quiero salir un día a la calle y enamorarme, y saber que esa persona será el/la acompañante fiel de mi vida. Nuestra vida.

Estés donde estés, y aunque mis esperanzas flaquean, te encontraré, o me encontrarás.

Algún día llenarás el vacío que intento atestar con malos vicios y costumbres.

Pero hasta ese día voy a seguir sobreviviendo a mi manera, porque en parte, eso me hace feliz. Me hará feliz hasta que te encuentre. O me encuentres.

O nos encontremos.

jueves, 12 de mayo de 2016

El sinsentido de hoy

Juguemos a un juego: hablemos a través de terceros.

Supongamos: imagina que te hablo de una mujer que conozco, cuya identidad no será descifrada al acabar esta noche ni ninguna otra.

Quizá tú pienses que te hablo de algo que me avergüenza y yo jugaré la baza del anonimato: quizás sean meras cavilaciones que como objetivo tienen únicamente la finalidad de pensar, de pensar por el noble arte de descifrar enigmas. O quizá no. O que carajos, quizá realmente sea eso.

Ya te dije que quería jugar a un juego.

Dijera la locura que te dijera, ¿creerías que hablo sobre mi persona? En un intento, claro está, de obtener cierta información -o incluso tu propia opinión-de ti sin que tú supieras lo que quiero yo saber. Es decir, que intente adivinarlo, en el hipotético caso de que deseara adivinar, por medio de palabras y situaciones que puedan parecer similares, pero que al mismo tiempo despierten en ti la duda de si has llegado a esta conclusión lógicamente y es certera, o si, por el contrario, tus pensamientos son solo mera especulación sin base y has caído en el error.

Negociamos en palabras claras, "intentemos no dar muchos rodeos".

Hemos venido a jugar.

Hoy preguntas tu primero, ¿o seré yo? Como la famosa pregunta de la pastilla azul o la roja. ¿Serás el policia o el ladrón de este juego mental?

miércoles, 11 de mayo de 2016

Cuando la leche se pone mala.

Sabes de eso que dices "Y que le den", y te quedas así de a gustito. A esa línea de pensamientos le siguen cosas como "él sabrá", "es un puto inútil", y mi preferida "a él le va a salir más caro que a mi".

Pues todas esas frases en este momento no siento que vayan acorde con el singular, en esta ocasión me decanto por el plural, así englobo a todo el mundo en vez de a uno o a unos pocos.

Hoy no tengo paciencia ni comprensión. Los pocos que me puedan aguantar así que me acompañen a por pizza y cerveza, que la vida es un poco jodida y viene bien quejarse una miaja.

Sola o con buena compañía, todo sea por el noble arte de cagarse en la puta.

El olvido son los padres.

Estaba deambulando, entre millones de personas: altos, bajos, guapos, mediocres, morenos, blancos,... Y en ellos solo era capaz de ver tus ojos, tus labios, tu cabello alocado, tus andares despreocupados, tú.
Me di cuenta de que, a pesar de tanto tiempo alejados el uno del otro, por muchos puntos suspensivos y finales que puesiéramos te seguía buscando al girar en cada esquina: tú y tu viejo coche esperándome para emprender uno de nuestros viajes locos.
Nunca llegue a comprender porque siempre huíamos de los lugares que nos eran habituales o familiares hasta hoy: no estamos ni estábamos hechos para la rutina de nuestro día a día, no encajábamos. Solo podíamos ser nosotros en lugares desconocidos. Rodeados de gente de la cual no teníamos ni puta idea de su existencia, ni nos importaba.
Así si, así si que estábamos hechos a la perfección el uno para el otro.
Por eso hoy, mientras deambulaba por las calles de una ciudad que no había visitado en mi vida te buscaba. Inconscientemente, tal vez.
Estoy segura de que algún día nos volveremos a encontrar en cualquier lugar alejado de la mano de dios, y entonces entornaré los ojos y me diré a mi misma "el mundo es un pañuelo"
Pero por supuesto, esa historia quedaría grabada en los muros de esa ciudad para no salir nunca de allí. Prisionera del secreto.
"Hasta la próxima" o "hasta nunca", así me despediría.