jueves, 12 de mayo de 2016

El sinsentido de hoy

Juguemos a un juego: hablemos a través de terceros.

Supongamos: imagina que te hablo de una mujer que conozco, cuya identidad no será descifrada al acabar esta noche ni ninguna otra.

Quizá tú pienses que te hablo de algo que me avergüenza y yo jugaré la baza del anonimato: quizás sean meras cavilaciones que como objetivo tienen únicamente la finalidad de pensar, de pensar por el noble arte de descifrar enigmas. O quizá no. O que carajos, quizá realmente sea eso.

Ya te dije que quería jugar a un juego.

Dijera la locura que te dijera, ¿creerías que hablo sobre mi persona? En un intento, claro está, de obtener cierta información -o incluso tu propia opinión-de ti sin que tú supieras lo que quiero yo saber. Es decir, que intente adivinarlo, en el hipotético caso de que deseara adivinar, por medio de palabras y situaciones que puedan parecer similares, pero que al mismo tiempo despierten en ti la duda de si has llegado a esta conclusión lógicamente y es certera, o si, por el contrario, tus pensamientos son solo mera especulación sin base y has caído en el error.

Negociamos en palabras claras, "intentemos no dar muchos rodeos".

Hemos venido a jugar.

Hoy preguntas tu primero, ¿o seré yo? Como la famosa pregunta de la pastilla azul o la roja. ¿Serás el policia o el ladrón de este juego mental?

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