miércoles, 8 de junio de 2016

Minuto Cero.

¿Cómo consigue la gente escribir sobre el vacío? Confesad vuestro secreto, porque yo sólo siento eso: vacío. Y en el vacío no hay nada. No hay palabras. No hay melodías... Bueno: hay oscuridad, melancolía, a veces rabia, otras pesadumbre. También parece que en el vacío siempre es de noche: la luz se apaga, se ausenta, tal vez huye.

El vacío sabe amargo, se siente helado, y el tiempo se sumerge en la arriesgada ilusión de la inexistencia. Pero, exactamente, ¿qué hay en el vacío? Está la nada. Y la nada asusta: más que el fuego, más que la tormenta. Más que el destello de un cuchillo en un callejón oscuro. Más que la sonrisa macabra del banquero. Asusta tanto como el resplandor de tus ojos cuando miran al cielo y se preguntan un continuo por qué en un diálogo que sólo conduce allí: a la nada. El pez que se muerde la cola.

Pensaba que esto era el fin, y sólo es el principio. Una broma tántrica de la vida, una ilusión fúnebre que empaña el sol: cada día, a cada hora.

Y aún sigo sin entender qué coño es el vacío. El vacío real. El abstracto. El que sientes, el que dejas de sentir. El que te acuna por las noches. El que se despide de ti pero nunca se va, pero que nunca vuelve: porque siempre está.

''Fuera de aquí'', grito. Pero nadie lo escucha, aunque todos lo oyen: porque están en el vacío, pero en el vacío no hay nada, no hay respuestas, y tampoco puedes contradecir ni afirmar. Ni respirar. Ni vivir, pero puedes existir.

Y en la nada te quedas quieto: el tiempo pasa y eres incapaz de reaccionar. El Sol sale, y no eres competente para dar un paso que te aleje de las sombras. En la nada eres un completo inútil que piensa y piensa construyendo murallas alrededor de uno mismo. Dando vueltas y más vueltas.

En el vacío puedes existir, pero de forma pasajera: aunque eso signifique siempre. Y sigo sin entender qué coño es el vacío, porque en el vacío no hay respuestas.

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