miércoles, 22 de junio de 2016

Lucha en Silencio

Recuerdo las caricias de seda, los amaneceres de unos pies entrelazados, las risas acompañadas por un café que marcaba el contraste amargo. Y por un instante vuelvo a revivir el momento en el recuerdo, en esa cajita que rompe cadenas espaciotemporales, en ese lugar donde seguimos vivos. Cierro los ojos e incluso puedo sentir el sabor de unos labios ausentes, el tacto de unos cabellos desaparecidos, el olor extraviado, el amor evaporado. Mis respiraciones marcan gritos desolados, gritos que nadie oye, gritos en silencio.

Siempre quise volver a ese lugar, recuerdo sueños de antaño donde junto a ti, el mundo era mio. Nuestro. Y no había miedo, ni negrura, ni guerras y luchas. Solo unas sintonías musicales que envolvían cada lugar que descubriamos. Y cada vez que me quedaba pensativa, unos brazos me rodeaban y unos labios se fundian en los míos hasta que el blanco fuera el único color sembrado delicadamente en mi mente: Que ágil manera tenías de hacerme olvidar, y que talento para colmarme de vida.

Y me vuelves a abrir las puertas, y yo las cierro de un portazo, un portazo que desgarra el alma, que marca el fin. Y me quedo pequeña tras la puerta, agarrandome las piernas como si así pudiera recuperar el aire que se escapa,... Y deslizo mi mano suavemente por la madera, como si pudiera llenar el vacío de mis dedos al no hallar su piel. Y baño sus grietas con una lágrima, cicatrices que me recuerdan al corazón roto que llevo por bandera... Y me preguntas: "¿Sigues ahí? Ábreme, por favor... Te sigo soñando"

El anhelo se derrite buscando inundar un mar donde a la tercera va la vencida, la tragedia convertida en una dulce alternativa. Pero hoy no. Ya no. Ni hoy, ni mañana, ni nunca.

Y tiro la llave, y la casa, y el mundo en el que vives: "Ya no existes para mí"

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